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Nunca se encontraron sus cadáveres

Este artículo ha sido premiado por InfoLibre este año 2022, en su sección Librepensadores

Verano de 2022. Mi madre tiene 91 años. Hace 86 que es huérfana a causa de la violencia nacida del alzamiento franquista contra la democracia española, en julio de 1936.

Sus padres, Arturo Sanmartín Suñer y Sofía Polo Giménez, fueron maestros. Maestros republicanos, vinculados a la Institución Libre de Enseñanza, y defensores de una enseñanza pública. Una enseñanza laica y de calidad para todos los niños y las niñas. Y para los trabajadores a los que impartieron clases nocturnas en centros de adultos.

Mi abuelo nació en Cedrillas (Teruel) y mi abuela en Cervera de la Cañada (Zaragoza). Se conocieron en Calatayud en 1926. Desde ese verano nunca se separaron, ni en la vida ni en el trabajo, hasta ese sangriento verano, otra vez verano, de 1936.

Juntos fueron a Villablino (León) a las escuelas de la Fundación Sierra Pambley. Allí permanecieron dos años, 1927-1929, significativos: allí nacieron sus dos hijos, mis tíos, y convivieron con Herminio Almendros y su mujer.

Luego a Madrid, donde nació mi madre. Trabajaron en unas escuelas de la Asociación de Amigos del Progreso en el barrio de Tetuán, financiadas por la madrileña logia Libertad.

En 1934, un nuevo traslado. Mi abuelo aprobó las oposiciones a Inspección de Enseñanza Primaria y mi abuela los cursillos de selección profesional. Y los dos fueron destinados a Palencia.

Durante esos años trabajaron con ilusión para mejorar la educación de los alumnos y profesores. Los dos estuvieron en las Misiones Pedagógicas y los dos militaron en la FETE y en el PSOE. Además, mi abuelo fue pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios.

En el año 2009, así se expresaba mi madre en una entrevista: “Mis padres estuvieron siempre muy comprometidos con la época que les tocó vivir: queriendo una enseñanza pública, laica y de calidad para todos; queriendo igualdad, libertad y justicia para todos. Justicia, no caridad. Les costó muy cara esa postura ante la derecha conservadora y clerical que dominaba en toda Castilla en los años de la República. Y que aún perdura”. Y sigue perdurando, digo yo.

El 18 de julio de 1936 todo desapareció. Se destruyó el mejor proyecto democrático que ha tenido este país y, sin ningún lugar a dudas, el mejor proyecto educativo que se ha desarrollado en la historia contemporánea de España.

A mi abuela la encontraron con sus alumnos en la colonia de verano de Monte el Viejo. La asesinaron y la desaparecieron.

A mi abuelo lo encontraron a las pocas semanas. Lo pasearon por la calle Mayor, lo asesinaron y le desaparecieron.

Saquearon su casa. Nunca se encontraron sus cadáveres. Nadie extendió sus partidas de defunción.

Consuelo Peláez Sanmartín -nieta-

La fotografía de mi madre y mis abuelos es del profesor de la Universidad de San Francisco Pedro Lange-Churion, en la exposición «DUERMA EN TI…Maternidades robadas en España 1939-1999», de la que es comisaria e investigadora la profesora del Queensborough Community College de Nueva York Aránzazu Borrachero Mendívil.

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Trato preferente

Mi abuelo, Arturo Sanmartín Suñer, fue asesinado el 9 de septiembre de 1936, tras haber sido paseado y humillado por las calles de Palencia. Y una vez asesinado, abandonado su cuerpo en los campos palentinos.

Tal fue el enconamiento de los fascistas con los hombres y mujeres defensores de la República que llegaron a extremos como el de mi abuelo.

No sólo lo asesinaron y hicieron desaparecer su cuerpo, sino que ya muerto le suspendieron de empleo y sueldo. En 1941 le condenaron a pagar una multa de 50.000 ptas., eso sí previniéndole de que podía interponer recurso de revisión contra la sanción. Y en un acto de “magnanimidad” D. Benito Arangüena Ugalde, Juez municipal de Palencia en febrero de 1944, sobresee el expediente quedando exento de responsabilidad y recobrando la libre disposición de sus bienes.

En el Tinta Libre de septiembre de 2017 le preguntaba Karmentxu Marín al profesor Julián Casanova ¿Por qué cree que el PP es tan poco amigo de la memoria histórica? Y el profesor Casanova responde “porque cada vez que aparece la sombra alargada del franquismo y de la Guerra Civil sus lealtades primordiales van más con sus familias”.

La familia Arangüena-Fernández tiene un precioso mausoleo en una “parcela preferente”[1]del cementerio de Nuestra Señora de los Ángeles en Palencia, en donde han podido ser enterrados con dignidad todos sus familiares.

Nuestra familia ha mantenido su dignidad, a pesar de la ignominia que se hizo caer sobre mi abuelo. Mi abuelo, un hombre bueno que no debió ser humillado y que debería recuperar el lugar que le corresponde en la historia de este país. Mientras su familia mantendremos la batalla por su hermoso recuerdo.

Consuelo Peláez Sanmartín -nieta-

[1]http://www.diariopalentino.es/noticia/Z0790A193-E37F-5AA3-CD75FEDF730BF8E1/20141101/cuerpo/alma/palentinos

 

 

 

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Declaración por una Comisión de la Verdad sobre los Crímenes del Franquismo

Nosotros también nos adherimos a esta campaña. Merecemos ser reconocidos como verdaderos españoles demócratas. No tenemos que solicitar rehabilitaciones administrativas.

Declaración por una Comisión de la Verdad sobre los Crímenes del Franquismo

 

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21 marzo, 2017 · 12:28

FUERA TELARAÑAS_ EL NIÑO EN EL JUEGO

Hoy se cumplen 80 años del asesinato y desaparición de mi abuelo, Arturo Sanmartín. Muy poco ha quedado de su trabajo en la enseñanza, pero sí hemos podido rescatar algunos Boletines de Educación de la Inspección de Palencia. El Decreto de 2 de diciembre de 1932 (Gaceta de Madrid núm. 342 de 7/12/1932) dispuso que la Junta de Inspectores debía publicar un Boletín mensual en cada provincia. Uno de los inspectores, elegido entre sus compañeros, debía ocuparse de este Boletín y en Palencia fue mi abuelo, como Inspector de Enseñanza Primaria.

Reproducimos el editorial del Boletín de Educación de Palencia, número 8, abril 1934.

“Conocer al niño es de una gran transcendencia pedagógica y más difícil de lo que parece a primera vista. De este desconocimiento de lo que es el niño en sí dimanan todos los defectos de la Escuela anterior. La personalidad del niño existe y hay que respetarla. Ya Rousseau se lamentaba de que los padres y educadores busquen al hombre en el niño, sin pensar en lo que es antes que hombre. García Morente dice a este respecto que la pedagogía debe hacer del niño un niño y Ortega y Gaset ordena y suplica que se respete el infantilismo.

Conocer a la infancia, su personalidad, sus derechos, constituye hoy una preocupación constante y son muchas las entidades encargadas de realizar estudios, investigaciones y experiencias encaminadas a tal fin. Este niño que se estudia y se busca para respetar su naturaleza, es el niño en común, es, en una palabra, la infancia. Pero al Maestro no le es suficiente con este conocimiento, necesita conocer

la individualidad de cada uno de sus alumnos, precisamente para respetar aún más la naturaleza infantil y educar a cada niño según lo exija su propia individualidad.

Entre los medios que están al alcance del Maestro para este fin, se encuentra en primer lugar, el juego; esa actividad espontánea que tiene el don de abrir de par en par la psicología del alumno ante los ojos de un Maestro investigador.

Para nuestro propósito no necesitaremos buscar el origen del juego estudiando las diferentes teorías propuestas al efecto, ni siquiera las clases de juego, ya que éstos son una consecuencia de la edad del niño y de las tendencias de la época. Nuestras investigaciones, las que nos han de descubrir y dar a conocer al niño, lo mismo podrán efectuarse en los juegos espontáneos que en los de carácter intelectual, imaginativos, ingeniosos etc. Lo imprescindible es que el juego se realice con actividad autónoma, no subordinada a fines didácticos como tiende a hacerse frecuentemente. El Maestro durante el juego aparecerá como mero espectador o bien como un camarada más, pero nunca dejará que se trasluzca su papel fiscalizador.

Más que con toda la serie de medidas antopométricas nos dirá el juego qué niños son débiles o enfermizos, cuál tiene alguna propensión a estados congestivos, alguna dificultad del aparato respiratorio, circulatorio etc. Los temperamentos se destacan también en el juego, principalmente cuando éste es un juego social. Pero el valor en estos aspectos es pálido al lado de lo que representa con relación a la parte psicológica. El juego es el espejo donde se retrata fielmente el alma del niño, es la película móvil que representa rápidamente todos los estados sucesivos del alma infantil del pequeño luchador. El Maestro irá viendo en rápido desfile el apuntamiento de rencores, envidias, intenciones funestas y a la vez impulsos generosos de amistad, de cariño, de abnegación en muchos casos. Todas las virtudes morales y todos los vicios, se manifiestan en el juego.”

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FUERA TELARAÑAS_LOS DESAPARECIDOS DEL FRANQUISMO

En septiembre de 2013, el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la ONU visitó España y expresó que el constante sufrimiento de las familias de las víctimas era la prueba palpable de que la desaparición forzada era un delito permanente y una continua violación de los derechos humanos hasta que el paradero de la víctima se hubiera esclarecido.

Según los historiadores, antropólogos y asociaciones memorialistas, el número de víctimas de desapariciones forzadas en España, desde el verano de 1936 hasta diciembre de 1951, ascendería al menos a 114.000 personas.

Estos días estamos leyendo el relato de cómo muchos hombres y mujeres fueron apresados, asesinados y sus cuerpos abandonados en campos y caminos de toda España. Y entre ellos mis abuelos.

SOFIA POLO GIMÉNEZ.- El 13 de agosto la detuvieron en la colonia de El Monte (Palencia). A continuación la llevaron a su casa para que recogiera sus pertenencias y le dijeron que la iban a llevar con su marido a Burgos. A partir de ese momento, ya no se supo nada de ella.

El día 5 de marzo de 1937 “La Vanguardia” publicó en su página 8 la siguiente noticia:

La Vanguardia 5-3-1937

ARTURO SANMARTÍN SUÑER.- Estaba escondido en los sótanos del Colegio Modesto Lafuente (Palencia). Pudo haber escapado, pero al recibir la noticia de la muerte de su mujer decidió no oponer resistencia a su detención. Entonces fue paseado como un Ecce Homo, con burla y befa, por las calles de Palencia, y asesinado el día 8 de septiembre de 1936.

El Día de Palencia del 11 de septiembre de 1936, en la sección de “Servicio de Información de Falange Española y de las J.O.N.S”, publica con el título “Por los fueros de la verdad” lo siguiente:

dia palencia 11-09-1936

Su casa fue saqueada. Nunca se encontró su cadáver, ni el de su mujer. Nadie extendió sus partidas de defunción. Sus hijos, Arturo, Adolfo y Natalia, acogidos por la familia Sanmartín-Polo, sufrieron en sus vidas personales y profesionales la represión que la dictadura de Franco decretó para todos los españoles no afectos a su régimen.

Consuelo Peláez Sanmartín -nieta-

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HOY HACE SETENTA Y NUEVE AÑOS

Arturo Sanmartín Suñer fue detenido el 8 de septiembre de 1936, a las 11,30h. de la mañana por la policía en Palencia en el número 6 de la calle Rizarzuela. “Uno de los principales dirigentes del marxismo en nuestra capital y provincia” –Diario Palentino dixit.

Dice la noticia que fue conducido a los calabozos de la Comisaría de Vigilancia, y a la una y cuarto de la tarde, en un camión abierto, a la Cárcel Modelo. “A su paso por la calle Mayor principal, numerosísimo público estacionado en las aceras y desde los balcones, prorrumpió en clamorosos vivas a España y gritos de ¡abajo los traidores!”, sigue diciendo el mismo Diario Palentino.

Mi abuelo nunca llegó a la cárcel.

El régimen fascista, instalado desde el primer momento de la sublevación en la violencia y el exterminio, no tuvo bastante con asesinar y hacer desaparecer su cuerpo. Mantuvo un comportamiento ignominioso, teatralizando su asesinato y desaparición, como en una pantomima. La canallada no puede ser mayor:

  • En octubre de 1936, a propuesta del Rectorado de Valladolid, la Junta de Defensa Nacional lo suspendió de empleo y sueldo.
  • En agosto de 1941, se resolvió el expediente que le fue incoado por la Comisión Provincial de Incautación de Bienes de Palencia. Y lo sancionaron con 50.000 ptas.
  • En febrero de 1944, se sobreseyó el expediente: “habiendo recobrado la libre disposición de todos sus bienes”.

Y lo más impresionante: el 31 de julio de 1959, cuatro meses antes de mi nacimiento, la revista Escuela Española publicó la relación del escalafón del magisterio. ¡Y ahí estaba mi abuelo! Arturo Sanmartín Suñer, sin número general ni de categoría.

ENTONCES YA SE HABÍAN CUMPLIDO 23 AÑOS DE SU MUERTE.

Consuelo Peláez Sanmartín –nieta-

Revista Escuela Española

 

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Setenta y nueve años, y seguimos sin saber nada

Sofía, Natalia y Consuelo

Querida abuela:

El 13 de agosto se cumplieron 79 años de tu muerte y desaparición.

Tu muerte dejó un gran vacío en la vida de mi madre y un gran dolor que todavía sigue muy vivo. Y a mí, tu nieta, tu asesinato me dejó sin una abuela a la que me hubiera gustado conocer: una mujer guapa, libre, cariñosa y culta. Aun sin conocerte, te añoro y busco fotografías, cartas, publicaciones, cualquier cosa que me permita reconstruir, al menos, una parte de tu vida, que también debió ser la mía. Aunque sé que nunca podré recuperar tus caricias, tus besos, tus cuentos ni tus canciones. Me los arrebataron en Palencia, un aciago jueves 13 de agosto de 1936.

No te olvidaremos nunca.

Consuelo Peláez Sanmartín -nieta-

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Nosotros estamos muertos, pero seguimos esperando

Sofía y Arturo, 1931

Hoy 24 de marzo se celebra el Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas. Esta celebración comenzó en Argentina, en la misma fecha, con el lema «Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia». Con esta celebración se quiere recordar las muertes de civiles causadas por la última dictadura militar que gobernó el país.  La fecha hace referencia a la del golpe de Estado que depuso al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón. De esta forma, el 24 de marzo de 1976 comenzó la dictadura militar más sangrienta de la historia argentina.

En 2002, el Congreso de Argentina creó el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia para conmemorar a las víctimas del proceso militar de 1976. Pero esta ley, además de fijar esta fecha para recordar a las víctimas de la represión militar del General Videla, establece lo siguiente: “las autoridades educativas de las distintas jurisdicciones acordarán la inclusión en los respectivos calendarios escolares de jornadas alusivas al Día Nacional (…) que consoliden la memoria colectiva de la sociedad, generen sentimientos opuestos a todo tipo de autoritarismo y auspicien la defensa permanente del Estado de Derecho y la plena vigencia de los Derechos Humanos”.

En 2010, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 24 de marzo como Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas, con el propósito de, entre otros:

  • Promover la memoria de las víctimas de violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos y la importancia del derecho a la verdad y la justicia;
  • Rendir tributo a quienes han dedicado su vida a la lucha por promover y proteger los derechos humanos de todos y a quienes la han perdido en ese empeño;

¿Y qué hemos hecho en España para recordar a las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo?. Poca cosa, y ninguna tendente a conseguir justicia y reparación para las víctimas y sus familiares. De incluir este tema en las escuelas, ni hablamos.

Nosotros ya no tenemos prisa porque estamos muertos, pero seguimos esperando, a través de nuestros hijos y de nuestros nietos, que el Estado español reconozca que el Gobierno legítimo de la II República fue derrocado por unos militares golpistas y fascistas que asesinaron impunemente a civiles inocentes, que destrozaron la vida de miles de familias durante los más de cuarenta años de dictadura implacable. También seguimos esperando que tenga la valentía de aprobar las normas que devuelvan la dignidad pública a quienes demostramos tenerla en el mayor alto grado.

Consuelo Peláez Sanmartín en nombre de mis abuelos Arturo Sanmartín y Sofía Polo, y de mi bisabuelo Ventura Polo

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